|
Flamencos junto a la aldea del Rocío |
Hola de nuevo a tod@s. Esta vez
os presento un destino natural, maravilloso, cómodo y fácil. El Parque Nacional
de Doñana se encuentra en las provincias de Huelva y Sevilla, tiene una
extensión de 54.252 ha
y fue declarado Parque Nacional en 1969. Además de esta figura de protección,
cuenta con muchas otras a nivel internacional, e incluso está declarado
Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO.
|
Gaviotas en la playa de Doñana |
Las visitas al parque tienen que
ser guiadas, en este caso en un minibús todoterreno. Hay empresas que ofrecen
este servicio, fácilmente localizable en Internet. Por supuesto, hay que
reservar cita. El itinerario empieza en el centro de visitantes del Acebuche,
cerca de la localidad onubense de Matalascañas. Es un recorrido de unas 4 horas
en el que se recorre todos los ecosistemas del Parque de Doñana.
|
Libélula |
La visita al parque no es como ir
a un zoológico, no esperéis ver animales a vuestra disposición, y según el día,
se verán más o menos. Aunque en esta ocasión tuvimos bastante suerte. Lo que se
explica durante el recorrido son los ecosistemas y curiosidades del parque.
|
Chorlitejo |
Entramos en el parque por el
mencionado pueblo de Matalascañas, por su playa, sorteando alguna duna. Recorrimos
varios kilómetros de playa y pudimos observar varias especies de aves:
gaviotas, águilas pescadoras, chorlitejos… Se pueden observar las primeras
dunas, pero nada comparable a lo que hay mas adelante en el recorrido. Se
recorre media playa, unos 15 kilómetros de playa virgen, antes de desviarnos al
interior.
|
Dunas |
|
Dunas |
Nos adentramos entre las dunas, Doñana
tiene uno de los campos de dunas costeras más grandes de Europa. La arena
blanca lo cubre todo. Las huellas del viento costero se marcan en las
pendientes de las dunas, más suaves en el lado del que procede aquel y más pronunciadas
a sotavento. También se ven huellas de pájaros, pero no vemos fauna alguna. Lo
que si llama mucho la atención son las dos especies de árboles predominantes,
por un lado el enebro, capaz de superar la duna y no quedarse enterrado,
retorcido sobremanera. Del otro lado, el pino, en algunos casos solitarios y
medio enterrados, en otros formando pinares rodeados de dunas, llamados
corralitos. Las dunas avanzan sin piedad hasta que poco a poco los van
enterrando por completo. La
Naturaleza es sabia pero implacable.
|
Pino y enebro |
|
Corralito de pinos |
|
Cierva |
A medida que avanzamos hacia el
interior desaparecen las dunas y aparecen zonas de pinos y pastoreo, en esta
zona empezamos a ver los primeros animales: las vacas. También vemos milanos, garzas
bueyeras y los primeros ciervos, en este caso alguna cierva a la sombra.
|
Flamencos en las marismas |
Ya llegamos a la parte de las
marismas, ocupan la mayor parte del Parque Nacional y son lo más famoso de
éste. Se recomienda unos prismáticos y un buen teleobjetivo, cosas de las que
no iba preparado. Al ser la época estival, las marismas estaban casi secas, con
menos fauna, pero con la suficiente para ver alguna anátida y flamencos, e
incluso algún ciervo.
|
Ciervo |
Dejamos las marismas, y seguimos
camino entre pinos y azaleas. Cuando llegamos a zonas mas abiertas, empezamos a
ver numerosos ciervos, incluso majestuosos machos de grandes cornamentas y
algún tímido corzo. El guía nos dice donde hay un águila imperial, en un
pino, a simple vista es casi un punto, con el zoom de la cámara solo píxeles,
pero si parece apreciarse los hombros blancos característicos de la especie.
|
Ciervos |
|
Corzos |
|
Gaviotas |
Llegamos al rió Guadalquivir donde hay unas construcciones típicas de madera y paja, utilizadas por los habitantes que vivían en el entorno, es interesante. Las márgenes del rió están llenas de tímidos cangrejos. Continuamos junto al río, vemos más ciervos, hasta que llegamos a la desembocadura, al otro lado, Sanlúcar de Barrameda, y un poco más allá Chipiona. Se puede apreciar la zona donde se mezclan las aguas, dulce y salada. Desde aquí hasta el final nos quedan unos treinta kilómetros de playa. El sol cayendo, reflejándose en el agua, ofreciendo un bonito atardecer y bonitas fotos.
|
Pinos |
Al que le guste la naturaleza no
puede dejar de ir a Doñana. Y aunque el lince no se deje ver, es un lugar
increíble.
Recomendable cien por cien. Sin duda, ir en primavera merece la pena.
ResponderEliminarMC