lunes, 19 de diciembre de 2011

Parque Natural del Cabo de Gata


Cabo de Gata desde la Torre de la Vela Blanca

¿Nos vamos a la playa? Quizás ahora no sea el mejor momento para ello, pero para coger alguna idea de cara a este verano. Os propongo ir al Cabo de Gata, un gran parque natural con muchas calas y playas vírgenes, muy bonitas. Muy recomendables para hacer submarinismo.

                    
                 San José
Nijar

El destino es San José, un pueblecito costero con playas y calas cercanas donde se concentra el turismo. Las playas más recomendables son la de El Monsul, una de las más bonitas en las que he estado, y la de Los Genoveses. Ambas playas están cerca de San José, siguiendo una pista se llega sin perdida. También hay muchas calas de más o menos difícil acceso donde suele practicarse nudismo, esto para los interesados.

                   
                      Playa de El Monsul
Playa de Los Genoveses

Si te cansas mucho de playa y quieres hacer algo de turismo, hay que visitar el pueblo de Nijar, con sus casas blancas en la ladera. Es muy famoso por sus trabajos de alfarería multicolores. Otro destino es, por supuesto, el propio Cabo de Gata y su mirador de las Sirenas.

                   
                        Mirador de Las Sirenas
Los Escullos

Al otro lado de San José, conviene acercarse al pueblo de los Escullos. En sus acantilados y playas se pueden apreciar formas pintorescas en las rocas volcánicas, cuevas submarinas donde hacer submarinismo y un castillo. Continuando un poco más por la costa llegamos al mirador de La Amatista. Desde aquí se tiene una amplia panorámica de toda la costa y de la orografía del terreno. Podemos continuar un poco mas por la costa y subir al Cerro de los Lobos, mas alto todavía y con mas visión panorámica.

                 
                    Castillo de los Escullos
Mirador de La Amatista

Es un destino de costa muy recomendable. Playas maravillosas, y paisaje espectacular. Os animo a conocerlo y disfrutad del Mediterráneo.

Cerro de los Lobos hacia los Escullos

martes, 6 de diciembre de 2011

Una vuelta al Mont Blanc


Macizo del Mont Blanc
Mont Blanc y glaciar des Bossons
Nos vamos a hacer un “poco” de deporte. Vamos a subir al Mont Blanc. Recorreremos el macizo más alto de Europa occidental, culminado por una mole de hielo de más de 4800 metros de altitud. Subiremos y bajaremos glaciares, ascenderemos picos de más de cuatro mil metros, dormiremos en una tienda de campaña a más de 4300 metros de altitud y sentiremos el mal de altura.

Mont Blanc
La ruta que os voy a narrar es la que se conoce como la ruta de los cuatromiles, ya que hay que superar dos montañas de más de cuatro mil metros antes de subir al Mont Blanc. El descenso sin embargo lo haremos por el glaciar des Bossons, hacia el otro lado, por el refugio de Les Grands Mulets. En total dos días y medio en la montaña, más de la mitad por encima de los cuatro mil metros y un recorrido por toda la vertiente francesa del macizo.

Mont Blanc y glaciar des Bossons
Lo primero que hay que hacer cuando se llega a Chamonix es instalarse en alguno de sus campings con vistas al Mont Blanc. Después, dependiendo del tiempo, tanto meteorológico como del otro, se pueden hacer varias cosas. Se puede uno enterar de los horarios y precios de los teleféricos. Muy caros, pero recomendables, aunque solo sea de turismo, todos ofrecen unas vistas maravillosas. Desde las laderas al norte de Chamonix hay unos paisajes espectaculares de todo el macizo.

Mont Blanc du Tacul y Mont Blanc
Tras pasar la noche en el camping toca madrugar para coger el teleférico. Hay que recoger la tienda y preparar la mochila con todo el material. No es una ruta complicada desde el punto de vista técnico. Pero la travesía glaciar, algún collado exigente, la duración de la ruta (comida) y el dormir en la tienda nos hace llevar mucho peso a la espalda. Bueno, el teleférico nos deja en la Aiguille du Midi a 3800 metros, ante un espectáculo impresionante. La sensación de altitud se deja notar. Tras hacer las fotos de rigor, muchas, al Mont Blanc, a las Grandes Jorasses y la Aiguille Verte, nos ponemos el material y nos dirigimos a la salida de la estación de teleférico.
                    
                         Arista de Aiguille du Midi y Jorasses
Aiguille Verte y los Droites

Arista de Aiguille du Midi
El material necesario para la progresión por glaciar es: buenas botas, guetres, crampones, piolet, arneses y cuerdas. Hay que ir encordados unos a otros por si se pisa una grieta que los compañeros puedan sujetarte. En este caso formamos una cordada de tres personas: Vicente, Roberto y yo. Pues, ya estamos listos para empezar.

Subida al Mont Blanc du Tacul
Salimos descendiendo por una vertiginosa y estrecha arista hacia el “plateau” bajo la Aiguille du Midi. Frente a nosotros se alza majestuosa la cara norte de las Grandes Jorasses, un mito del alpinismo. Avanzando por el glaciar subimos el primer cuatromil, el Mont Blanc du Tacul. En realidad no es necesario pasar por su cima, sino un poco más abajo a unos 4200 metros. Se trata de una ladera donde los bloques de hielo se yerguen y hay que rodearlos. Las vistas desde arriba son alucinantes: detrás de nosotros la Aiguiile Verte, la Aiguille du Midi (teleférico) y los glaciares. Delante, lo que nos queda, el Mont Maduit.
                    
                           Aiguille du Midi
Aiguille Verte y los Droites

Mont Maduit
Descendemos un poco y llegamos al pie del muro de hielo que es esta cara del Mont Maduit. La parte de arriba, llegando al collado es muy empinada, vamos bastante cansados y pongo un tornillo para asegurar a mis compañeros. Estamos a unos 4400 metros, ya se está haciendo tarde y, como teníamos pensado, descendemos al col de la Brenva (4300 metros). Ponemos la tienda y nos disponemos a derretir nieve para llenar las cantimploras, preparar la cena y a dormir. Vicente siente malestar por el mal de altura.

Cima del Mont Blanc
Cima del Mont Blanc
 A la mañana siguiente, tras una noche fría, las cantimploras dentro de la tienda estaban congeladas, recogemos y nos ponemos en marcha. El mal de altura se deja notar, pequeños mareos. Pero a Roberto le afecta bastante más y le hace ir muy lento. Son 500 metros lo que nos separan de la cumbre del Mont Blanc pero se hacen muy duras por el frio y el viento y los problemas de Roberto. Cuando llegamos a la cima el paisaje y la alegría son enormes, fotos y mas fotos. Se ve casi toda la cordillera, el Monte Rosa y el Cervino.

Mont Blanc
El descenso lo hacemos por la arista de las Bosses, muy estrecha y concurrida, un poco peligrosa. Tras una larga bajada junto al glaciar des Bossons llegamos al refugio de Grands Mullets. Aquí pasaremos la segunda noche.

Glaciar des Bossons
El último día nos ocupará solo la mañana. Tenemos que atravesar el glaciar, evitando las grietas y los bloques rotos hasta llegar a la estación intermedia del teleférico. Pasar por un glaciar con grietas y muy roto es bastante peligroso. Yo metí una pierna en una hasta la cintura, sin más problemas que el susto. La parte final hasta el teleférico es lo más pesado y aburrido.
               
               Mont Blanc
Mont BLanc y glaciar des Bossons
Fueron dos días y medio magníficos en todo. No es un viaje recomendable para todos, pero espero que os guste. Y siempre se puede subir en teleférico.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Parque Nacional de Doñana



Flamencos junto a la aldea del Rocío
Hola de nuevo a tod@s. Esta vez os presento un destino natural, maravilloso, cómodo y fácil. El Parque Nacional de Doñana se encuentra en las provincias de Huelva y Sevilla, tiene una extensión de 54.252 ha y fue declarado Parque Nacional en 1969. Además de esta figura de protección, cuenta con muchas otras a nivel internacional, e incluso está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



Gaviotas en la playa de Doñana
Las visitas al parque tienen que ser guiadas, en este caso en un minibús todoterreno. Hay empresas que ofrecen este servicio, fácilmente localizable en Internet. Por supuesto, hay que reservar cita. El itinerario empieza en el centro de visitantes del Acebuche, cerca de la localidad onubense de Matalascañas. Es un recorrido de unas 4 horas en el que se recorre todos los ecosistemas del Parque de Doñana.


Libélula
La visita al parque no es como ir a un zoológico, no esperéis ver animales a vuestra disposición, y según el día, se verán más o menos. Aunque en esta ocasión tuvimos bastante suerte. Lo que se explica durante el recorrido son los ecosistemas y curiosidades del parque.

Chorlitejo
Entramos en el parque por el mencionado pueblo de Matalascañas, por su playa, sorteando alguna duna. Recorrimos varios kilómetros de playa y pudimos observar varias especies de aves: gaviotas, águilas pescadoras, chorlitejos… Se pueden observar las primeras dunas, pero nada comparable a lo que hay mas adelante en el recorrido. Se recorre media playa, unos 15 kilómetros de playa virgen, antes de desviarnos al interior.

Dunas
Dunas
Nos adentramos entre las dunas, Doñana tiene uno de los campos de dunas costeras más grandes de Europa. La arena blanca lo cubre todo. Las huellas del viento costero se marcan en las pendientes de las dunas, más suaves en el lado del que procede aquel y más pronunciadas a sotavento. También se ven huellas de pájaros, pero no vemos fauna alguna. Lo que si llama mucho la atención son las dos especies de árboles predominantes, por un lado el enebro, capaz de superar la duna y no quedarse enterrado, retorcido sobremanera. Del otro lado, el pino, en algunos casos solitarios y medio enterrados, en otros formando pinares rodeados de dunas, llamados corralitos. Las dunas avanzan sin piedad hasta que poco a poco los van enterrando por completo. La Naturaleza es sabia pero implacable.
               
                   Pino y enebro
Corralito de pinos

Cierva
A medida que avanzamos hacia el interior desaparecen las dunas y aparecen zonas de pinos y pastoreo, en esta zona empezamos a ver los primeros animales: las vacas. También vemos milanos, garzas bueyeras y los primeros ciervos, en este caso alguna cierva a la sombra.

Flamencos en las marismas

Ya llegamos a la parte de las marismas, ocupan la mayor parte del Parque Nacional y son lo más famoso de éste. Se recomienda unos prismáticos y un buen teleobjetivo, cosas de las que no iba preparado. Al ser la época estival, las marismas estaban casi secas, con menos fauna, pero con la suficiente para ver alguna anátida y flamencos, e incluso algún ciervo.


Ciervo
Dejamos las marismas, y seguimos camino entre pinos y azaleas. Cuando llegamos a zonas mas abiertas, empezamos a ver numerosos ciervos, incluso majestuosos machos de grandes cornamentas y algún tímido corzo. El guía nos dice donde hay un águila imperial, en un pino, a simple vista es casi un punto, con el zoom de la cámara solo píxeles, pero si parece apreciarse los hombros blancos característicos de la especie.


                
              Ciervos
Corzos
Gaviotas
Llegamos al rió Guadalquivir donde hay unas construcciones típicas de madera y paja, utilizadas por los habitantes que vivían en el entorno, es interesante. Las márgenes del rió están llenas de tímidos cangrejos. Continuamos junto al río, vemos más ciervos, hasta que llegamos a la desembocadura, al otro lado, Sanlúcar de Barrameda, y un poco más allá Chipiona. Se puede apreciar la zona donde se mezclan las aguas, dulce y salada. Desde aquí hasta el final nos quedan unos treinta kilómetros de playa. El sol cayendo, reflejándose en el agua, ofreciendo un bonito atardecer y bonitas fotos.

Pinos
Al que le guste la naturaleza no puede dejar de ir a Doñana. Y aunque el lince no se deje ver, es un lugar increíble.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un paseo por la Habana


Mercadillo en la calle
En esta ocasión vamos a cruzar el charco, nos vamos hasta Cuba en un primer post sobre la isla, a La Habana. Posiblemente sea la ciudad poscolombina más importante y con más historia del Caribe, y más en el siglo pasado. Por eso pasear por sus calles, mas que visitar sus monumentos, es recorrer gran parte de la historia, la colonia española, la guerra con EE. UU., la época de influencia estado unidense, la Revolución… En mi caso tuve la suerte de ser guiado, de disfrutar de la ciudad, de ver y compartir su vida, y no sólo la parte turística. 

De todas formas, aunque comentaré cosas turísticas, pretendo mostraros la parte más visitable de La Habana, porque tiene muchos atractivos aparte del famoso malecón y del Hotel Nacional o la fiesta nocturna y la salsa (que es mucha). Por supuesto, lo mejor, es vivir el día a día con ellos. Pero, eso es otro tema.

Catedral

Empezamos nuestro paseo por La Habana Vieja. Nos encontramos en la Plaza de la Catedral. De estilo colonial, data del siglo XVIII, y está dedicada a la Virgen María de la Concepción Inmaculada. Es una amplia plaza rodeada de edificios coloniales de la misma época.
Habana Vieja
Plaza Vieja. Edificio Gómez Vila
Enfrente de la catedral sale una calle que se interna en la Habana Vieja. Lo más interesante es recorrer cuantas más calles mejor. Ver el bullicio a la vuelta de la esquina, observar a los chicos jugar. En definitiva el ambiente que se respira por las calles. Y después de recorrer sus calles llegar a la Plaza Vieja, rodeada de edificios pertenecientes a la alta burguesía criolla del siglo XVII, destacando el edificio Gómez Vila.

Capitol
Ahora nos dirigimos hacia el Capitolio, situado junto a la calle Prado. Construido en 1929 para albergar las dos cámaras del Congreso, por dentro conserva el lujo de los felices años veinte. Justo al lado se encuentra el Gran Teatro de La Habana, data del año 1838 y supuso un punto de inflexión en la vida social y cultural de la ciudad. Por supuesto sigue su actividad, pero también en las calles de alrededor donde suele haber artistas callejeros, seguro semilla de los grandes músicos cubanos.
Gran Teatro y Parque Central
Hotel Inglaterra
El Floridita
Ahora estamos cansados de andar, lo mejor es descansar y tomarte algo, cerca del teatro tenemos, a mi parecer las dos mejores posibilidades en La Habana. La primera junto al Gran Teatro, en la puerta de al lado, el Hotel Inglaterra. Se trata del hotel más antiguo de la ciudad, de estilo neoclásico, y su cafetería de estilo colonial es un lugar idóneo para tomarse un café, una cerveza o un mojito, al gusto del consumidor. La otra posibilidad es cruzar el parque central y, en la calle del obispo, entrar en La Floridita. Este bar abierto por vez primera en 1817, pasa por ser la cuna del daiquiri. Entre sus más ilustres clientes destaca Hemingway, y como testimonio esta su estatua al final de la barra. La verdad es que son los mejores cocteles que he probado nunca.

Castillo de la Real Fuerza
Otras cosas interesantes de La Habana Vieja son sus coches de los años cincuenta, algunos de ellos realmente preciosos, que parecen trasladarte a otra época. Y como curiosidad, junto a la plaza de la Catedral, está el Castillo de la Real Fuerza, que tiene como característica una Giraldilla en su torre. Una giralda es una estatua-veleta generalmente de broce, en este caso la de La Habana al ser más pequeña que la sevillana se la llamó Giraldilla.

Plaza de la Revolución.
Monumento José Martí
Plaza de la Revolución.
Ministerio del Interior
Por último nos cruzamos gran parte de la ciudad y nos vamos hasta la plaza de la Revolución. En ella es donde Fidel Castro daba sus maratonianos discursos de horas ante la plaza abarrotada. Tenemos dos edificios característicos, uno es el Ministerio del Interior y el otro el monumento a José Martí. El primero es famoso por su enorme mural del Che Guevara en su fachada. El segundo por ser el lugar más alto de La Habana, con más de 140 metros de altura. Desde arriba las panorámicas de toda la ciudad son magnificas. Y en su planta baja hay un museo de la independencia de Cuba y la Revolución, con tres figuras indiscutibles: José Martí, Fidel Castro y el Che Guevara. Quizás, el artículo expuesto más carismático sea la cazadora que el Che llevaba en la famosa foto que se ha convertido en icono mundial.

Panorámica de La Habana
En resumen lo mejor de La Habana es vivirla. Espero que os guste y la disfrutéis. Hasta la próxima.