domingo, 25 de marzo de 2012

Parque Nacional Des Écrins


Barre des Écrins y Dome de Neige
Vuelvo con un viaje de aventura y montaña. Una pequeña expedición alpina que nos aportó, a mi hermano y a mí, grandes satisfacciones. Anduvimos durante tres días en el corazón del Parque Nacional Des Écrins, en los Alpes franceses. Y conseguimos ascender una montaña de más de cuatro mil metros de altitud.


Glaciar Negro
Este Parque Nacional se encuentra en la región de los Alpes del Delfinado. Cuenta con más de 100 cumbres de más de tres mil metros y unos cuarenta glaciares. Su punto culminante, la Barre des Écrins (4102 m) era nuestro principal objetivo. El punto de partida es un pueblecito llamado Ailefroide. Aquí pasamos la noche en un camping y a la mañana siguiente, muy temprano recogemos y salimos. Se puede llegar con el coche unos kilómetros más. Y nos ponemos en marcha con unas mochilas pesadas y mucha ilusión.

Lengua del Glaciar Blanco
A los quince minutos llegamos a una bifurcación de caminos. A la izquierda se ve el glaciar Negro, justo debajo de la pared sur de los Écrins. Nuestro camino sigue de frente, hacia el final del glaciar Blanco. Subimos unas cetas, que se nos antojan muy duras, y ganamos rápidamente altura hasta encontrar los primeros bloques de hielo de la lengua del glaciar. Llegamos al refugio del Glaciar Blanco (2542 m). Desde aquí las vistas del macizo del Mont Pelvoux (3943 m) son muy buenas. Hacemos unas fotos, descansamos, comemos y bebemos algo y a continuar.

Macizo del Pelvoux
Glaciar Blanco
A partir de ahora nos metemos en el glaciar, andaremos por el hielo y hay que ponerse el material: arneses, cuerdas y crampones para progresar con seguridad por el glaciar. Los glaciares tienen grietas muy profundas por las que mejor no caerte y por eso hay que ir encordado. Además, suelen estar tapadas por la nieve y no se ven. De todas formas suele haber una huella de la gente que ha pasado y es la que se va siguiendo.

Gaciar Blanco y Barre des Écrins
Llega un momento en el que el glaciar gira y se ve la Barre des Écrins y todo lo que queda para llegar hasta él. Pasamos junto al refugio des Écrins, situado encima de un saliente de roca. Los refugios alpinos en verano están saturados y es casi imposible conseguir una cama. Como ya lo sabíamos, nosotros subíamos con nuestra tienda, nuestro saco y nuestra comida, mucho peso, pero más autentico.

Barre des Écrins y Dome de Neige
Campo 1 en el Glaciar Blanco
Pusimos la tienda en medio del glaciar a unos 3200 metros de altitud y nos dispusimos a pasar la noche. El sitio era bastante cómodo. Preparamos la cena y derretimos agua para llenar las cantimploras para el día siguiente. Nos esperaba una pared bastante dura.

Amanecer en el Glaciar Blanco
Amaneciendo en el Glaciar Blanco
A la mañana siguiente se nos pegaron un poco las sabanas, y cuando recogimos el campo 1, ya había gente muy por delante de nosotros. Disfrutamos del amanecer en medio de ese entorno alpino. Y lo duro que se estaba convirtiendo la subida con tanto peso a la espalda. La pared cada vez se iba empinando más. Y aquí comienza nuestra mala suerte, entran unas nubes y cubren con una densa niebla la cima de la Barre des Écrins. Siendo realistas y viendo que nadie se interna en la pared final a esta montaña, nos vamos a la vecina y un poco más baja, el Dome de Niege des Écrins con una altura de 4015 metros.

                   
                       Subida a la Barre des Écrins
Subida a la Barre des Écrins 

Al fondo La Meije
Los últimos metros se hacen muy duros debido sobre todo a la altitud y al frio. Pero las vistas desde arriba son fantásticas. Se ve todo el Glaciar Blanco, el macizo de la Grande Ruine (3765 m) y el macizo de La Meije (3982 m). No nos entretenemos mucho empezamos el descenso. El tiempo empeora un poco y lo mejor es bajar lo antes posible. El camino de regreso es el mismo, pasamos una segunda noche en el glaciar, pero más abajo. Y se llega al coche después de una aventura de tres días muy satisfactoria, a pesar de esa niebla.


Glaciar Blanco, la Grnade Ruine y La Meije
Espero que hayáis disfrutado de la narración, de las fotos y si alguien se siente con ganas pues al  menos disfrutar de las vistas del glaciar.

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