Tras los pasos del muro

Si hay algo que, lamentablemente, nos recuerda Berlín, es su muro. Símbolo durante la segunda mitad del siglo XX de la división del planeta, permanece su rastro para recordarnos que tratemos de no volverlo a levantar. Con esta ruta seguiremos la parte que queda en pie y por donde estaba levantado para ponernos la carne de gallina, intentando sentir lo que sufrieron millones de personas durante tantos años.

Cúpula del Reichstag

Comenzamos entrando en el edificio del Reichstag, para solicitar una visita guiada se debe pedir con antelación por internet y esperar que te den día y hora. Si no lo haces, esperaras colas larguísimas para subir únicamente a la cúpula. Es muy recomendable la visita guiada. Como curiosidad en la planta baja hay un monumento construido por cajas de zapatos, en los que en cada una, está el nombre y año en el que fueron elegidos democráticamente todos los diputados alemanes. Una caja lleva el nombre de Hitler, pero está rota. La visita finaliza en la cúpula de Norman Foster donde se puede ver todo Berlín.

Continuando las marcas del muro en el suelo, pasamos junto a la Puerta de Brandeburgo, lugar que simboliza como ninguno la caída del muro. Siguiendo hacia el sur nos encontramos el memorial del Holocausto. Son bloques de hormigón de diferente altura y además el suelo es ondulado. Un poco más adelante llegamos a Potsdamerplatz, símbolo del nuevo Berlín, con los edificios más modernos y altos de la ciudad y centro de negocios. Destaca el Sony Center y su carpa.

Memorial del Holocausto

Ahora, giramos hacia el este, dirección al Checkpoint Charlie. Antes de llegar pasamos por un resto del muro, justo encima de lo que fueron los cuarteles de las SS. Este muro sin decorar te sobrecoge. Y por fin llegamos al puesto fronterizo más famoso del muro. Lo más interesante de este lugar es el museo, donde están expuestos todos los artilugios que utilizó la gente para pasar el muro, algunos ingenios son admirables. También cuentan cómo se construyo y las victimas que hubo.

Para terminar este itinerario nos desplazamos más al este, hasta la East Side Gallery, más de un kilometro de muro decorado por artistas europeos. Algunas pinturas son más famosas que otras, pero todas necesarias para recordarnos que no tiene que volver a ocurrir.

East Side Gallery